jueves, 19 de marzo de 2020

La amiga que nunca falla

Hoy me ha venido a la memoria el día antes de ese viernes que todos teníamos ganas de que llegara. Ese jueves todos estábamos atentos a la Canal Sur y sus noticias para conocer la decisión que el presidente Moreno y sus consejeros y consejeras habían tomado en torno al asunto de si cerrar las escuelas de toda la comunidad educativa. Por supuesto, lo hicieron aunque no empezaría hasta el siguiente lunes, dejando así el viernes como último día de instituto hasta que pasara el tiempo de cuarentena. Todos estábamos felices por esta situación ya que nos perderíamos muchas clases, además ya mi clase habíamos acabado todos los exámenes y no teníamos ningún problema. Aunque, algunos que teníamos una exposición maravillosa y un debate que daba miedo, deseábamos que la cuarentena hubiera comenzado ese mismo viernes para no tener que hacerlos.

Todo esto hizo que no nos diéramos cuenta de que íbamos a dejar de ver a nuestros amigos durante mucho tiempo aunque luego, hiciéramos una videoconferencia para hablar sobre nuestras vidas. Nos negábamos a irnos y nos despedimos con mucha pena. Sin embargo, sentí algo que me ayudó a levantarme y alegrar ese momento de pena, la presencia de la luna. Esta siempre está cuando la necesito, y no la trato como a un dios o una representación divina, sino que simboliza mucho para mí que sea el astro más grande que vemos por la noche. Ella me ilumina cuando más lo necesito y cada vez que necesito una ayuda y estoy solo, se que solo tengo que salir a mi jardín a observarla, tumbarme en el césped para que su luz reflejada me ilumine. Su rostro hace que vuelva a mi memoria un poema de José Hierro, uno llamado Luna:



Pandereta de siglos para dormir al hombre
preso en el corazón mudo del universo.
Media manzana de oro para que el niño coma
hasta sentirse eterno.

Árboles, puentes, torres, montes, mares, caminos.
Y todo a la deriva se irá desvaneciendo.
Cuando ellos ya no vivan, en el espacio, libre,
tú seguirás viviendo.

Y cuando nos cansemos (porque hemos de cansarnos).
Y cuando nos vayamos (porque te dejaremos).
Cuando nadie recuerde que un día nos morimos 
(porque nos moriremos),

pandereta de siglos para dormir al hombre,
media manzana de oro que mide nuestro tiempo,
cuando ya no sintamos, cuando ya no seamos,
tú seguirás viviendo.

1 comentario:

  1. Gonzalo, momento en que compruebo que mis alumnos escriben diarios más interesantes que el mío...

    ResponderEliminar