miércoles, 18 de marzo de 2020

5º día de cuarentena y 2º de clases

Hoy me he levantado pensando en que me quedaban dos horas por Discord, una para la clase de historia del arte y otra para reunirme con un profesor para determinar cuando íbamos a empezar su clase. La primera hora fue tranquila, como suele ir cuando estamos es la clase porque suele llevar el mismo método: nos enseña el tema por encima y luego va profundizando más deteniéndose en cada apartado y luego en las imágenes. Esto suele ser lo más divertido ya que ves aplicado todo aquello que has aprendido en algo majestuoso, como puede ser la Plaza Mayor de Salamanca o el Cristo del Gran Poder, una escultura de Juan de Mesa. Además, él no se altera cuando explica los comentarios de cada imagen y siempre intenta hacernos reír, para que esa hora sea más amena.

Tras esta clase y la reunión con el profesor que no puedo nombrar por la LOPD, decidí salir de mi cuarto y así poder ver las noticias y seguir todo lo relacionado con el virus que nadie conoce.
Como siempre, mi padre tenía puesto Antena 3 y estaba la rueda de prensa de una ministra relatando las acciones que el gobierno iba a tomar para repatriar a los españoles fuera del territorio. Al poco tiempo, acabó y comenzaron a dar las últimas noticias. Por ese momento, llevaban contabilizados casi catorce mil contagiados pero me sorprendió la curación de uno de estos. Se recuperó después de que se inyectó una vacuna contra la malaria y que según algunos médicos, esta podría tener algún efecto sobre este virus.

Todo lo relacionado a las clases durante esta cuarentena,  pensaba que iba a ser más fácil pero se está haciendo cuesta arriba porque tienes que hacer lo mismo que en el instituto pero tu cerebro te dice que estás de vacaciones y que descanses. Por esto he recordado un poema de Gabriel Celaya que me hace centrar la cabeza llamado Educar:

Educar es lo mismo 
que poner motor a una barca...
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marche.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.

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